Libertad

Wilmer tenia nueve años de haber llegado de Venezuela a la Argentina, tenia cuatro de haberle contado a su familia y amigos que era homosexual. Aún recuerda cómo la mitad lo tomó como una sorpresa trágica, la otra mitad lo tomó como si les hubiesen contado que tenía una enfermedad incurable. Y así pasaba sus días: O lo trataban como como una tragedia viviente, o con lástima, por eso había decidido no decir nada ni en su nuevo trabajo de medio tiempo como asistente administrativo, ni en la facultad donde estudiaba administración de empresas.