Nuestros brazos
nacieron para acunar.
Nuestras manos
para alimentar, cuidar,
curar, acariciar,
arreglar, abofetear.
Somos fuertes y débiles,
lloramos y reímos sin parar.
El sexo débil,
nuestra fortaleza
es nuestro corazón.
Soportamos partos,
despedidas, encuentros,
aciertos y desaciertos,
pérdidas, dolor…Dolor,
mucho dolor…
Somos fieras al defender,
ángeles al conmovernos.
Nos arrancan pedazos,
pedazos del cuerpo,
pedazos del alma.
Y seguimos de pié,
en una mano empuñamos armas
y con la otra alimentamos.
Así somos…
ángeles con garras.