Instante
Estabas tan dulce,
joven, radiante,
feliz y nerviosa,
tan mujer.
Tus ojos eran sólo amor,
profundos, brillantes,
dulces y húmedos,
suplicantes y tan ingenuos.
Temblaban tus manos
inquietas, suaves,
tímidas, frías,
tan entregadas.
Tu alma dispuesta,
amada, elevada,
sagrada y en ese instante,
cambió mi vida.